El suicidio, y aún más el suicidio infantil, es uno de los grandes temas tabú en nuestra sociedad. Pero cuando la realidad sobrepasa ciertos límites, resulta inevitable no hablar de ello. En un momento en el que el sistema falla en tantos aspectos, es casi imposible no plantearse algunas cuestiones.
¿Qué se está haciendo mal? ¿No estamos protegiendo suficiente a los niños?
¿Cómo hemos llegado a que un niño de 11 años que no quiere ir al colegio piense que la única solución es quitarse la vida?
¿Cómo se llega a que el acoso escolar sea tan fuerte para que una adolescente discapacitada se suicide?
Las dos últimas preguntas van directamente relacionadas con dos hechos reales sucedidos en España. El primero ocurrido este mes de enero de 2016 con un niño de once años que se tiró de la ventana tras dejar una carta a sus padres, donde decía que los quería mucho, pero no quería ir más al colegio. Y el otro caso ocurrió en 2015, una chica de 16 años con discapacidad motora e intelectual sufría bullying en el colegio. Antes de acabar con su vida se despidió de sus amigas por whatsapp. En este caso sus padres si habían puesto previamente denuncia en la policía.
¿Cuál es el concepto de muerte que entiende un niño?
Un niño está en pleno proceso de desarrollo y formación por lo que el concepto de muerte y todo lo que conlleva, tiene una serie de estadios para su entendimiento.
- Hasta los 5 años, no piensan realmente en la muerte o entienden lo que es.
- De 5 a 8 años, personifican un poco la muerte. Se considera un hecho temporal, reversible o provisional. Pueden pensar también que es un hecho alejado que no afecta a los niños. Se va reconociendo como algo que puede ocurrir pero no de forma habitual.
- Desde los 9 hasta los 13 años más o menos, ya se entiende como hecho irreversible. Pero que afecta a personas neutras antes que a próximas.
- A partir de los 12-13 años en adelante, ya se tiene pleno concepto de muerte, como final de vida biológico.
Factores del suicidio infantil
- Antecedentes familiares de depresión o impulsividad.
- Trastorno bipolar, esquizofrenia.
- Situaciones de exclusión social (ostracismo social).
- Bullying y ciberbullying.
- Perfeccionismo social prescrito, que entre otros casos puede conllevar una anorexia, o bulimia.
- Orientación sexual.
- Conflictos sentimentales o familiares.
- Tener intentos de suicidio previos. Es uno de los predictores más importantes en una conducta suicida infantil o adolescente.
- Ser hombre. Las estadísticas muestran que los hombres se suicidan más que las mujeres. Aunque éstas lo intentan más. Según las estadísticas del INE, en el 2013 de las 3870 que se suicidaron, 2911 fueron hombres. Y de los 9 menores de 15 años que se suicidaron el mismo año, 6 de ellos eran niños.
TRATAMIENTO
Para detectar y/o evaluar la conducta suicida se disponen de ciertos instrumentos de evaluación habitualmente utilizados con adultos. Aunque pocos de ellos son fiables para la franja infanto-juvenil. Aún así los más utilizados son los instrumentos de evaluación de Beck, como el Inventario de depresión, la escala de desesperanza o el Cuestionario de Riesgo suicida.
Según Laura Mosquera en su artículo » Conducta suicida en la infancia», las técnicas en psicología empleadas en el tratamiento y prevención son las técnicas de terapia dialecto-conductual como el Mindfulness, y la terapia cognitivo-conductual, que han demostrado ser más eficaces. Además de por supuesto, tratar de reforzar la autoestima y fomentar los lazos afectivos familiares y sociales.
Aunque si la conducta va asociada a trastornos como esquizofrenia o trastorno bipolar, es mejor utilizar un tratamiento farmacológico. En niños y adolescentes con depresión o con trastornos de ansiedad que incluyan riesgo de suicidio, se emplean fármacos antidepresivos. Respecto al trastorno bipolar, el fármaco más efectivo ha sido el litio. Pese a que no hay evidencias claras, se piensa que los ISRS en especial la fluoxetina, podría tener un efecto inhibidor de las ideas suicidas y la impulsividad (Soler y Gascón, 1999).
La mejor prevención que puede realizarse en esta etapa y la mas efectiva son los programas y tratamientos en el ámbito escolar. Aunque para ello se requiere mayor esfuerzo y apoyo por parte de instituciones y gobiernos que permitan a los colegios e institutos llevar a cabo estos programas.
En realidad puede que no haya tanta diferencia en las causas que conducen a un niño o a un adulto a suicidarse. Aunque es la misma falta de impotencia que se siente ante un hecho así, cuando le ocurre a un familiar o amigo cercano. Pero cuando los motivos provienen del ámbito escolar, que pueden detectarse o prevenirse, esa rabia de impotencia se multiplica. Por lo que sin duda hay que tratar de hacer lo máximo posible para cuidar y proteger a nuestros niños y adolescentes.
Referencias:
- Conducta suicida en la infancia: Una revisión crítica. Laura Mosquera. Revista psicología clínica con niños y adolescentes. Vol.3 Nº1 Enero 2016- pp 9-18
- Factores de riesgo asociados a conductas suicidas en niños y adolescentes. Sandra Constanza Cañon. Archivos de medicina. Vol.11 Nº1.Enero-junio 2011 Universidad de Manizales. pp 62-67
- El suicidio infanto-juvenil: una revisión. Julia Picazo Zappino. Actas Esp Psiquiatr 2014;42(3):125-32.
Excelente! Tenho depressão e não sou uma criança, penso que muitas crianças sofrem caladas