¿Esta decisión me aporta energía o me la quita?

Ay, ay, ay, esos líos mentales que nos hacemos de vez en cuando… Cuando empezamos a ser conscientes de qué implica tomar una decisión, elegir un juguete u otro y presenciar la posibilidad de no poder jugar con uno de esos geniales juguetes… aprendemos que hay que tener claro el qué es, de todo aquello que se nos plantea por delante, lo que nos hace más felices o nos da mejores beneficios.

Pero, ¿Qué pasa? Cuando somos pequeños, y tenemos un mundo y una realidad adecuados a nuestra edad, hay momentos en los que no nos dejan experimentar por nosotros mismos la toma de decisión, o ni siquiera nos dejan elegir, eligen por nosotros, o nos dicen que aquello que hemos elegido no es lo adecuado. Nos hacen tener miedo a tomar la decisión adecuada.

A medida que pasa el tiempo, que nos hacemos adultos, que adquirimos roles diferentes en nuestra vida, la toma de decisiones cada vez implica más fantasmas, inseguridades, miedos, bloqueos, rechazos y, en definitiva, complejidades.

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Y ahora es cuando yo te meto en el tema. Piensa en una decisión, un conflicto que estés teniendo actualmente y que no sepas por donde tirar, no sepas que opción escoger, o incluso puede ser que sea una decisión emocional. Adelante, cierra los ojos y piensa en ella.

¿Qué te hace sentir? ¿Cómo es? ¿De qué color? ¿Qué partes tiene? ¿son las dos iguales? ¿tienen tamaños diferentes?

Vale, ahora que ya sabes cuál es aquella decisión que te está costando tomar, dime,

¿Cuál es el beneficio que tendrás si tomas la decisión?

Si la decisión por ejemplo es la elección de una carrera que estudiar, o un trabajo que dejar…

¿Cuál de las opciones es en la que te ves dentro de unos años? ¿Te ves siendo médico o diseñadora de moda?
¿Te ves en una oficina en tu propia empresa o sigues traduciedo textos para tu empresa? ¿Qué colores y que brillo tienen cada una de las opciones que tienes que elegir?

Hay muchas veces que no entendemos hasta que punto YA SABEMOS LO QUE QUEREMOS. “No sé lo que quiero” y yo te digo, sí, si que lo sabes, tomaste la decisión hace tiempo, pero tus creencias limitantes y tus pensamientos negativos no dejan que la lleves a acción.

Así que solo te diré una cosa, las decisiones son fáciles, todos sabemos qué es aquello que nos hace más felices, la valentía está en tomar la que nos hace más felices y más capaces.

Adelante, ¡a ser atrevido!

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